“Cuando adquieres suficiente paz interior y te sientes realmente positivo contigo mismo, es casi imposible para ti ser controlado y manipulado por nadie más”. Wayne Dyer.
Desde hace ya bastante tiempo, la manipulación, la programación y la doctrina del shock está muy presentes en nuestro día a día. Aunque la mayoría de las personas no son conscientes de ello, la narrativa de los sucesos que llevamos viviendo desde el año 2020, ha hecho que conectemos con el cerebro más primitivo que tenemos los seres humanos: nuestro cerebro reptiliano. No somos conscientes de que tomamos decisiones desde la supervivencia pura y dura y que esas decisiones se toman desde el miedo y la incertidumbre de los tiempos que vivimos o nos hacen creer que vivimos
Todo, absolutamente todo lo que hacemos en la vida, tiene que ver con una cosa simple ¿desde dónde hago lo que hago? Desde el amor o desde el miedo. Según desde dónde elijamos hacerlo, los resultados serán muy distintos. Cuando tomamos decisiones desde el amor, las tomamos desde un Ser conectado con su esencia más profunda, donde dentro de él viven la certidumbre, la confianza y las habilidades para tomar la mejor decisión posible en ese momento para él y para los que le rodean. En cambio, cuando tomamos decisiones desde el miedo, las tomamos desde un ser pequeño, que no cree en sí mismo, que no tiene confianza ni cree que posee las habilidades y las herramientas para tomar la mejor decisión para él y los que lo rodean y, una vez más, entregamos nuestro poder afuera, y esperamos que lo de afuera «me lo solucione» porque yo no me siento capaz de hacerlo. Es más fácil poner la responsabilidad afuera porque así después puedo «culpar» a alguien o a algo, sí las cosas no van bien o no suceden como yo quiero.
LA RESPONSABILIDAD ASUSTA! porque significa que TÚ eres el único responsable de tus decisiones y acciones y es más fácil descargar esa responsabilidad en el otro que mirar hacía dentro y tomar las riendas de tu vida. ¿Y sabes qué? cuando apuntas con tu mano a otra persona, un dedo apunta hacia esa persona pero tres dedos apuntan hacía ti.
Así llevo comprobando que está ocurriendo en estos últimos tiempos. Una amplia mayoría de personas no cuestiona nada, no se hace preguntas, acata todo lo que escucha o ve por la televisión como absoluto dogma de fe. Estamos en la guerra más sofisticada hasta la fecha: la batalla por la mente humana. Hoy, en día, se trata de ganar la guerra en la mente de todos nosotros, de todos los individuos. Es mucho más importante que ganarla de verdad en el campo de batalla, entre otras cosas, porque en realidad no sabemos con certeza, qué está pasando en el campo de batalla.
Entre el mundo físico y el mundo virtual que es la realidad que vivimos, el punto de unión es precisamente nuestra mente y, por tanto, se trata de conquistar nuestra mente y eso es lo que intentan realizar y realizan todos los días, porque una vez que tienes conquistada la mente de las personas, del colectivo humano, prácticamente puedes llevarlos a donde quieras, les puedes llevar en cualquier dirección.
Interiormente, podemos pensar, hombre, yo soy avispado, es difícil que me engañen pero es que aquí no se trata de engañar como persona individual, como individuo, se trata de engañar, sobre todo, como colectividad, porque somos mucho más fácilmente manipulables como grupo que como individuo.
Lejos de interpretar lo que sucede como algo negativo (cada cual cumple su papel en la historia que vivimos y hace de espejo) lo interpreto como una llamada al “despertar”, como una llamada a cuestionar e indagar lo que sucede para conectar con mi interior y desde ahí tomar la decisión que siento que es correcta para mí (no me gusta lo de buena o mala porque todo es relativo y la línea es muy fina), respetando la decisión de cada uno.
Es momento de cuestionar y saber dónde queremos estar y cómo queremos vivir todo lo que está sucediendo, conectando con nuestro maestro interno. Despertemos y caminemos hacia una humanidad más consciente y despierta que no se deje manipular, que cuestione, que indague, que se forme, que tome las riendas de su vida y sea responsable de la misma. Hoy, lo más disruptivo que se me ocurre es la revolución del individuo a través del autoconocimiento y su crecimiento personal.
“Libertad individual, Felicidad colectiva”
No comments